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3/26/2010

Aviación, fiscalidad y medio ambiente

Saludos a todos nuevamente. He tenido un mes algo ajetreado por lo que no he podido editar esta segunda entrega entre el día 1 y 5, que es precisamente mi objetivo, editar una nueva entrada en los 5 primeros días de cada mes.

Si hay algo que realmente es complejo en esta sociedad de hoy en día es la gran cantidad de intereses creados y contrapuestos que tienen multinacionales, gobiernos, organismos supranacionales e incluso parte de lo que cursimente a veces se califica de "sociedad civil" incluyendo en este último grupo a importantes ONG's internacionales. El tema es bastante complejo, puesto que no existe ni la verdad absoluta ni la filantropía* es casi nunca el verdadero motivo de actuación de la especie humana.

*curiosamente algunas definiciones van más allá de la definición de la RAE que define la filantropía como "Amor al género humano". He visto incluso una que define la filantropía como "amor al prójimo aún a costa del propio bien"

Pues bien, entremos a analizar el componente de relación aviación/ecología. Para ello, en una primera instancia no conviene, para el análisis, separar a la aviación de la industria del transporte en general. Es innegable que la aviación, como la automoción y otros medios de transporte, necesita para su finalidad última los combustibles fósiles. Y la utilización de estos tienen, lógicamente, su impacto medioambiental. Ahora bien, el tema es ciertamente complejo porque en nuestro análisis empiezan a entrar una multitud de variables a tener en cuenta si queremos conseguir un punto de vista medianamente objetivo:

  • Lo primero que habría que tener en cuenta es saber con un mínimo de fundamento que porcentaje de emisiones son directamente achacables a la industria aérea. Me llama poderosamente la atención que algunos responsables públicos quieran inventarse nuevos impuestos a costa del cliente de la industria aeronáutica. No entiendo esa manía obsesiva de la carga impositiva hacia el pasajero de un vuelo. Y casi siempre se justifica esa obsesión como forma de ayudar al medio ambiente como si el tráfico aéreo fuese el único culpable de todas las desfortunas y desatinos que se suceden en materia medioambiental. Si un gobierno se saca debajo de la manga una excusa para tener otro ingreso más, ya animo desde aquí a que haya que pagar una pequeña cantidad en metálico el uso del vehículo propio cada vez que se circula por los cascos urbanos de las grandes ciudades. No nos engañemos, el tráfico rodado (junto con las calefacciones y cierta industria pesada) es el principal culpable de la degradación en la calidad del aire en las principales urbes del mundo. Ni en Los Ángeles, ni en la Ciudad de México, ni en Atenas, Bangkok o en Pekín por citar ciudades claramente con poca calidad de aire se le puede achacar a la aviación ser la principal causa de contaminación atmosférica. Por lo tanto, y para terminar este punto, la aviación desde luego no es tan inocua como lo pueda ser una galera del s. XVI o un globo aerostático PERO no es ni mucho menos a la primera que hay que señalar con el dedo acusador.

  • Curiosamente, ese dedo acusador con el que se señala a la industria aeronáutica es aprovechado por algunas líneas aéreas para que sus pasajeros puedan contribuir voluntariamente con una pequeña cantidad pro-ecología cuando reservan sus asientos en un determinado vuelo. Esta práctica, llevada a cabo por las compañías aéreas británicas British Airways y EasyJet no deja de ser paradójica ¿por qué deben ser sus propios clientes, más que ellas, los que se deban de sentirse culpables por contaminar la atmósfera? Si esos empresarios o directivos tan culpables se sienten porque la calidad de nuestro aire no esté tan limpio como en 1910 quizás deberían cerrar su compañía aérea para crear otra basada en los grandes dirigibles que estuvieron realizando servicios hasta 1937 ...o directamente cerrar y dedicarse a otra actividad, lo que no es serio es hacer negocio, lucrarte con ello (o al menos intentarlo) y volver a hacer más marketing de imagen en su propio beneficio ("somos responsables, nos preocupamos por nuestro aire" mesaje viene a decir) con la excusa pro-ambiental tratando de recaudar un dinero que supuestamente va dedicado al 100% hacia organismos que investigan en favor del medio ambiente. Eso, a falta de garantías o auditorias serias, nos lo tenemos que creer. No creo que ni más impuestos ni más "contribuciones voluntarias" vayan a cambiar significativamente el panorama. Más ayudaría que la gente sólo se desplazase por motivos realmente necesarios agravando aún más la crisis de muchos transportistas, pero me temo que esta última solución no convence nada ni a BA ni a U2 ;)

  • Desde luego, lo que está claro es que los recursos del planeta son limitados. El aire, el agua dulce, nuestros alimentos, son recursos limitados. La sobreexplotación de dichos recursos junto con la superpoblación mundial es algo que debería preocupar a todos, especialmente a los líderes mundiales. Nada hay más complejo que poner de acuerdo a diferentes gobiernos, a sus respectivas ciudadanías, e intentar frenar los intereses no claros y minoritarios de grandes grupos de presión, que por cierto casi siempre PERO no siempre, son grandes multinacionales. También existen algunas ONG's "multinacionales" que movilizan una gran cantidad de militantes y manejan unas nada despreciables sumas de dinero. Pocas veces su estructura interna es democrática, y su declaración de gastos e ingresos, poco conocida ¿quién está realmente detrás de algunas ONG's? Como he dicho al principio, tanta filantropía ingenua y digna de adolescente idealista resulta poco creíble ...no sé si el paso del tiempo me está convirtiendo en alguien algo cínico o quizás simplemente realista. NO estoy desacreditando las nobles, buenas y genuinas intenciones de muchos voluntarios de ONG's como Greenpeace, pero no puedo evitar sentir cierta desconfianza de las cúpulas de las grandes ONG's mundiales como la citada organización. Y esa desconfianza a veces me hace sentir con sentimienos contrapuestos, ya que hay que reconocer que si no fuese por algunas acciones de Greenpeace quizás ahora habría más bidones radiactivos en el fondo de los océanos o la pesca estaría todavía más sobreexplotada de lo que ya lo está. En cualquier caso, familiares y conocidos son socios de dicha ONG y de varias más, y cuando ojeo las revistas que reciben me da que pensar. Dan un paso para delante cuando denuncian las intenciones de algunas multinacionales que comercializan semillas transgénicas pero otro para atrás cuando se ponen a la energía nuclear tan vehemente como demagogicamente. Y cuando hablan sobre aviación, directamente es para echarse a reír. No se puede ignorar de una manera tan abierta que un motor de B-707 de hace 40 años no tiene nada que ver con un GE, Rolls-Royce o P&W de un A-330 o un B-777. Ni en emisiones, ni en ruido, ni en eficacia. Tampoco es de recibo el insinuar que el tráfico rodado de vehículos hace tanto daño al medio ambiente como el tráfico aéreo mundial. Eso, sencillamente, no es verdad. Y por cierto ¿qué se gana con asustar, más que concienciar, a la población? ¿por qué un zumo o una pieza de fruta 'supuestamente' cultivada ecologicamente cuesta 3 ó 4 veces más que una convencional? ¿acaso realmente está justificada dicha diferencia de precio o es algo que sólo tiene que ver con el marketing para justificar tan grato valor añadido extra para el vendedor?

Por último, os animo a que dejéis vuestros comentarios.